El desarrollo periférico es un concepto que aborda la dinámica de crecimiento y transformación en las zonas marginales o menos desarrolladas de un país o región. En lugar de repetir el término desarrollo periférico, podemos referirnos a este fenómeno como el impulso a los territorios de frontera o zonas de menor densidad económica. Este proceso busca reducir las desigualdades entre áreas centrales y periféricas, fomentando políticas públicas que promuevan el crecimiento sostenible, el acceso a servicios básicos y la generación de empleo en esas zonas. A continuación, exploraremos en profundidad qué significa este concepto, su historia, ejemplos prácticos y cómo se aplica en el contexto actual.
¿Qué es el desarrollo periférico?
El desarrollo periférico se refiere al proceso mediante el cual se impulsan las zonas geográficas que históricamente han estado en desventaja económica, social o tecnológica respecto a las áreas centrales. Estas zonas, conocidas como periféricas, suelen presentar menor acceso a infraestructura, servicios educativos, sanitarios y empleo. El desarrollo periférico busca equilibrar estas desigualdades mediante inversiones estatales, cooperación regional y estrategias de integración que permitan a estas zonas crecer de manera sostenible.
Este fenómeno no solo se limita a la geografía física, sino que también puede aplicarse al contexto urbano, donde las zonas periféricas de grandes ciudades suelen sufrir marginación. En este sentido, el desarrollo periférico también abarca políticas de urbanismo, transporte y vivienda para mejorar la calidad de vida de los habitantes de esas áreas.
Curiosidad histórica
El término desarrollo periférico comenzó a ganar relevancia a mediados del siglo XX, durante la segunda mitad del proceso de industrialización en Europa y América Latina. En ese periodo, muchas naciones comenzaron a darse cuenta de las profundas desigualdades entre zonas urbanas centrales y rurales o suburbanas. Países como Francia, con su programa de *décentralización*, y España, con su política de desarrollo rural, fueron pioneros en aplicar estrategias concretas para abordar este problema.
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El equilibrio territorial como base del progreso
El desarrollo periférico se relaciona estrechamente con el concepto de equilibrio territorial. Este se refiere a la distribución justa de recursos, oportunidades y servicios entre distintas regiones de un país. Cuando un gobierno invierte en infraestructura, educación y sanidad en las zonas periféricas, no solo se beneficia a los residentes de esas áreas, sino que también se fortalece la cohesión social y económica del país como un todo.
Por ejemplo, en Colombia, el Plan Nacional de Desarrollo ha incluido programas específicos para zonas rurales y periféricas, con el objetivo de reducir la brecha entre zonas urbanas y rurales. Estas políticas buscan no solo construir carreteras o centros educativos, sino también generar empleo y estimular la producción local.
Datos y tendencias actuales
Según el Banco Mundial, alrededor del 25% de la población mundial vive en áreas periféricas con acceso limitado a servicios básicos. Este porcentaje es aún mayor en países en desarrollo. Frente a esta realidad, organizaciones internacionales y gobiernos han invertido en programas como el *Fondo para el Desarrollo Rural* o el *Programa de Vivienda y Saneamiento*, que buscan mejorar la calidad de vida en esas zonas.
Desarrollo periférico y sostenibilidad ambiental
Un aspecto clave del desarrollo periférico es su relación con la sostenibilidad ambiental. En muchas ocasiones, las zonas periféricas son ricas en recursos naturales, pero carecen de políticas de gestión que eviten la sobreexplotación. Por ejemplo, en la Amazonía, el desarrollo periférico debe equilibrarse con la preservación del bosque y la biodiversidad. Esto implica que los planes de desarrollo deben incluir estrategias de conservación, educación ambiental y aprovechamiento sostenible de los recursos.
También es importante considerar el impacto del turismo en zonas periféricas. En países como Costa Rica, el turismo ecológico se ha convertido en una herramienta clave para el desarrollo sostenible de áreas rurales y periféricas, generando empleo y fomentando la protección del medio ambiente.
Ejemplos de desarrollo periférico en diferentes regiones
El desarrollo periférico no es un concepto abstracto; hay múltiples casos en los que se ha implementado con éxito. Por ejemplo, en España, el programa *Desarrollo Rural* ha permitido a comunidades rurales desarrollar actividades económicas sostenibles, como la ganadería ecológica o la agricultura orgánica. En América Latina, el gobierno de México ha impulsado el *Programa de Desarrollo Rural Sustentable*, que busca mejorar la calidad de vida en comunidades rurales mediante la modernización de la producción agrícola.
En África, el *Programa de Desarrollo Rural en África Oriental* ha invertido en agua potable, educación y salud en zonas rurales. En Europa, el *Fondo Europeo de Desarrollo Regional* (FEDER) ha sido clave para revitalizar zonas rurales y periféricas, financiando proyectos de infraestructura y digitalización.
El desarrollo periférico como motor de cohesión social
El desarrollo periférico no solo es un fenómeno económico, sino también social. Al mejorar las condiciones de vida en zonas periféricas, se reduce la migración forzada hacia las ciudades, lo que a su vez disminuye la presión sobre los centros urbanos. Además, cuando las comunidades periféricas tienen acceso a educación y empleo, se reduce el riesgo de exclusión social y marginalidad.
Un ejemplo es el caso de Italia, donde el gobierno ha implementado políticas de fomento de la economía local en zonas rurales y periféricas. Estas políticas han permitido que comunidades pequeñas se mantengan activas, evitando su despoblación y fomentando la identidad local.
5 estrategias clave para el desarrollo periférico
- Inversión en infraestructura: Carreteras, energía, agua y conectividad son esenciales para que las zonas periféricas puedan integrarse al tejido económico del país.
- Educación y capacitación: Formar a la población local es clave para que puedan participar en el desarrollo económico.
- Turismo sostenible: En regiones con patrimonio cultural o natural, el turismo puede ser una fuente de ingresos sostenible.
- Políticas de vivienda: Garantizar acceso a vivienda digna y asequible mejora la calidad de vida en esas áreas.
- Apoyo a la pequeña y mediana empresa: Fomentar la actividad empresarial local fortalece la economía de las zonas periféricas.
El desarrollo periférico como herramienta de equidad
El desarrollo periférico es una herramienta estratégica para reducir la desigualdad entre regiones. Cuando se invierte en zonas periféricas, no solo se mejora la calidad de vida de sus habitantes, sino que también se fortalece la cohesión nacional. En muchos países, las zonas periféricas son las que más sufren la exclusión social, por lo que su desarrollo es fundamental para garantizar la equidad.
En países como Brasil, donde la desigualdad es uno de los retos más apremiantes, el desarrollo periférico se ha convertido en un pilar de la política pública. Programas como *Bolsa Família* han permitido a familias en zonas rurales mejorar sus condiciones de vida, reduciendo la pobreza y el analfabetismo.
¿Para qué sirve el desarrollo periférico?
El desarrollo periférico sirve para abordar desigualdades estructurales, reducir la marginación y fomentar el crecimiento económico sostenible. En zonas rurales, por ejemplo, puede significar el acceso a internet, lo que permite a los jóvenes acceder a educación virtual y oportunidades laborales en el exterior. En zonas urbanas periféricas, puede significar el acceso a vivienda digna, transporte público y servicios de salud.
Además, el desarrollo periférico tiene un impacto positivo en la estabilidad social. Cuando las comunidades periféricas tienen acceso a oportunidades, disminuyen los índices de delincuencia y aumenta la integración social. Por ejemplo, en Colombia, el programa *Vive Bien* ha permitido a comunidades rurales desarrollar proyectos productivos y mejorar su calidad de vida.
Desarrollo rural y periférico: una visión integral
El desarrollo rural y periférico van de la mano, ya que muchas zonas rurales son también periféricas. En este contexto, el desarrollo rural no solo se limita a la agricultura, sino que abarca también la educación, la salud, la vivienda y la conectividad. Un ejemplo es el *Programa de Desarrollo Rural Integral* en Perú, que combina apoyo a la agricultura con programas de educación y salud.
Este enfoque integral permite que las comunidades rurales no solo mejoren su productividad, sino que también se integren al mercado y reduzcan su dependencia de los centros urbanos. Además, al fomentar la autoestima y la identidad local, se fortalece la sostenibilidad de estos proyectos.
El papel del gobierno en el desarrollo periférico
El gobierno juega un papel fundamental en el desarrollo periférico. Sin políticas públicas y recursos destinados a estas zonas, es difícil lograr un crecimiento equilibrado. En muchos casos, el gobierno debe actuar como catalizador, incentivando la participación de la sociedad civil y el sector privado en los proyectos de desarrollo periférico.
En países como Argentina, el gobierno ha implementado programas como *Argentina Conectada*, que busca dotar de internet a zonas rurales y periféricas. Estos programas no solo mejoran la calidad de vida, sino que también permiten a las comunidades participar activamente en la economía digital.
El significado del desarrollo periférico en el contexto actual
En la era moderna, el desarrollo periférico adquiere un nuevo significado. Ya no se trata solo de construir carreteras o escuelas, sino de integrar a las zonas periféricas al entorno digital. Con la llegada de la tecnología 5G, el internet de banda ancha y las plataformas digitales, es posible ofrecer educación, salud y empleo a través de canales virtuales.
Por ejemplo, en México, el gobierno ha lanzado el programa *México Conectado*, que busca garantizar internet de calidad en zonas rurales y periféricas. Esto permite que los jóvenes de esas zonas puedan acceder a educación de calidad sin necesidad de trasladarse a ciudades grandes.
¿De dónde viene el concepto de desarrollo periférico?
El concepto de desarrollo periférico tiene sus raíces en la teoría de la dependencia, surgida a mediados del siglo XX. Esta teoría sostenía que los países subdesarrollados estaban atrapados en una relación de dependencia hacia los países centrales, lo que impedía su desarrollo autónomo. En este contexto, el desarrollo periférico se planteó como una estrategia para romper esta relación y permitir el crecimiento independiente de las zonas marginales.
Autores como Raúl Prebisch, en América Latina, y André Gunder Frank, en Europa, fueron pioneros en plantear modelos de desarrollo que integraran a las zonas periféricas como parte esencial del proceso económico nacional.
Desarrollo marginal y periférico: una comparación
El desarrollo marginal y el desarrollo periférico, aunque parecidos, tienen matices diferentes. Mientras que el desarrollo periférico se enfoca en integrar a las zonas periféricas al tejido económico del país, el desarrollo marginal busca atender a poblaciones que viven en condiciones extremas de pobreza o deislamiento geográfico.
Por ejemplo, en zonas de alta montaña o selvas remotas, donde la infraestructura es mínima, se habla más de desarrollo marginal que de desarrollo periférico. Sin embargo, ambos conceptos comparten el objetivo común de reducir la desigualdad y mejorar la calidad de vida.
El desarrollo periférico en la era de la digitalización
La digitalización ha abierto nuevas oportunidades para el desarrollo periférico. Gracias a la tecnología, ahora es posible ofrecer servicios de educación, salud y empleo a zonas periféricas sin necesidad de grandes inversiones en infraestructura física. Por ejemplo, en zonas rurales de India, se utilizan centros de salud móviles y plataformas digitales para atender a comunidades que antes no tenían acceso a servicios médicos.
Además, la digitalización permite que los habitantes de zonas periféricas participen en el mercado laboral a través de plataformas de trabajo remoto. Esto no solo mejora su calidad de vida, sino que también reduce la migración forzada hacia las ciudades.
¿Cómo usar el desarrollo periférico en la práctica?
El desarrollo periférico se puede implementar a través de varias estrategias. Primero, es fundamental identificar las necesidades específicas de cada zona periférica. Esto se logra mediante estudios de diagnóstico que evalúan el estado de la infraestructura, el nivel educativo, el acceso a servicios y la estructura productiva.
Una vez identificadas las necesidades, se diseñan planes de acción que pueden incluir:
- Inversión en infraestructura (carreteras, energía, agua).
- Apoyo a la educación y capacitación.
- Fomento de la agricultura y la ganadería sostenible.
- Apoyo a emprendedores y microempresas.
- Desarrollo turístico responsable.
Por ejemplo, en Ecuador, el gobierno ha implementado el *Plan Nacional de Desarrollo Rural*, que combina inversión en infraestructura con apoyo a la producción agrícola local.
El papel de la cooperación internacional en el desarrollo periférico
La cooperación internacional también juega un papel clave en el desarrollo periférico. Organismos como la Unión Europea, el Banco Mundial y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) han invertido en proyectos que benefician a zonas periféricas de diferentes países. Estos proyectos suelen incluir:
- Apoyo a la agricultura sostenible.
- Inversión en agua potable y saneamiento.
- Apoyo a la educación técnica y profesional.
- Apoyo a la energía renovable.
Por ejemplo, en Kenia, la cooperación internacional ha permitido el desarrollo de proyectos de energía solar en zonas rurales, mejorando el acceso a la electricidad y reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.
El desarrollo periférico como política de estado
El desarrollo periférico no es solo una estrategia técnica, sino una política de estado que refleja el compromiso con la equidad y el crecimiento sostenible. Para que esta política sea exitosa, debe ser integrada en el Plan Nacional de Desarrollo y contar con un marco legal que garantice su implementación. Además, es necesario involucrar a las comunidades locales en la toma de decisiones, para que las políticas sean acordes a sus necesidades reales.
En muchos casos, el éxito del desarrollo periférico depende de la participación activa de los ciudadanos. Programas de participación ciudadana, como los que se implementan en Chile y Colombia, han demostrado que cuando la población se involucra en el diseño e implementación de políticas, los resultados son más sostenibles y efectivos.
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