En la compleja dinámica social y psicológica, a menudo se habla de grupos que no logran alcanzar su potencial o que se ven marginados por diferentes factores. Este artículo se enfoca en el concepto de un grupo de humanos postergados, un término que, aunque no es común en el lenguaje cotidiano, puede aplicarse para describir situaciones reales donde ciertos individuos o colectivos se ven afectados por la falta de oportunidades, recursos o reconocimiento. A continuación, exploraremos en profundidad qué implica este concepto y en qué contextos puede aplicarse.
¿Qué es un grupo de humanos postergados?
Un grupo de humanos postergados se refiere, en esencia, a un colectivo de personas que, por diversos motivos, han sido sistemáticamente excluidos o retrasados en su desarrollo personal, profesional o social. Estos individuos pueden pertenecer a comunidades marginadas, minorías étnicas, personas con discapacidades, o incluso personas que han sufrido exclusiones económicas o educativas. La postergación no es temporal, sino estructural: es un estado prolongado de desventaja que se reproduce a lo largo de generaciones.
Un dato interesante es que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más del 10% de la población mundial vive en condiciones de pobreza extrema, lo que los sitúa en una posición de postergación constante. Esta cifra no solo refleja una situación económica, sino también social, cultural y psicológica compleja.
Además, es importante mencionar que la postergación no siempre es evidente. Puede manifestarse de manera sutil, como en el caso de los jóvenes que, por falta de acceso a la educación o a oportunidades laborales, no logran insertarse plenamente en la sociedad. Esta situación no solo afecta a los individuos, sino también al tejido social en su conjunto.
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La dinámica de los grupos postergados en el contexto social
Los grupos de humanos postergados suelen compartir características que los identifican como colectivos vulnerables. Estas incluyen la falta de acceso a servicios básicos, como educación, salud y vivienda, así como la dificultad para insertarse en el mercado laboral. Estas condiciones generan un círculo vicioso: la exclusión social lleva a la marginación económica, que a su vez perpetúa la exclusión.
En muchos casos, estos grupos se ven afectados por estereotipos y prejuicios sociales que limitan su participación en la vida pública. Por ejemplo, en ciertas comunidades rurales o en barrios pobres, los jóvenes suelen tener menos oportunidades de recibir una educación de calidad, lo que limita su acceso a empleos bien remunerados. Esta dinámica se reproduce a lo largo de generaciones, creando una estructura social que es difícil de romper.
Además, la postergación puede manifestarse en formas no económicas. Por ejemplo, en sociedades con fuertes estructuras de género, las mujeres pueden ser postergadas en su acceso a la educación o a cargos de liderazgo. Esta postergación cultural tiene efectos a largo plazo en la participación femenina en el ámbito público y en la toma de decisiones.
La relación entre postergación y salud mental
Una dimensión menos visible, pero igualmente crítica, es el impacto psicológico que tiene la postergación sobre los individuos. Estar postergado no solo significa carecer de recursos, sino también enfrentar una constante sensación de inseguridad, desvalorización y falta de control sobre el futuro. Esto puede derivar en problemas de salud mental, como depresión, ansiedad y trastornos de estrés postraumático.
Estudios recientes muestran que las personas que pertenecen a grupos postergados tienen un riesgo 40% mayor de sufrir depresión que la población general. Además, la falta de acceso a servicios de salud mental complica aún más la situación, creando un ciclo de exclusión que es difícil de interrumpir.
Por otro lado, la identidad colectiva de los grupos postergados puede actuar como un recurso psicológico. Cuando estos individuos se organizan y reconocen su situación compartida, pueden construir redes de apoyo que les permitan enfrentar mejor las dificultades. Este tipo de solidaridad colectiva es fundamental para la resiliencia y el empoderamiento.
Ejemplos de grupos humanos postergados
Existen múltiples ejemplos de grupos humanos postergados en diferentes contextos geográficos y sociales. Algunos de los más conocidos incluyen:
- Poblaciones indígenas: En muchos países, los pueblos originarios son postergados en términos de acceso a la educación, salud y empleo. En América Latina, por ejemplo, las comunidades indígenas suelen tener tasas de analfabetismo más altas y mayores niveles de pobreza.
- Mujeres en sociedades patriarcales: En regiones donde las normas culturales limitan el rol de las mujeres, estas suelen estar postergadas en la toma de decisiones, acceso a la educación y oportunidades laborales.
- Personas con discapacidad: A pesar de los avances en derechos, muchas personas con discapacidad siguen enfrentando exclusiones estructurales que limitan su participación plena en la sociedad.
- Refugiados y migrantes: Las personas que buscan un lugar seguro o mejores oportunidades económicas a menudo son postergadas en su acceso a servicios básicos, especialmente en países donde la xenofobia es un problema importante.
Estos ejemplos ilustran cómo la postergación puede tomar muchas formas y afectar a diferentes grupos en contextos diversos. Cada uno de ellos requiere de enfoques específicos para abordar sus necesidades y promover su inclusión.
El concepto de postergación como fenómeno social
La postergación no es un fenómeno aislado, sino un fenómeno estructural que se enraíza en las dinámicas sociales, económicas y políticas. Para entenderlo, es necesario analizar cómo las instituciones, las políticas públicas y las normas sociales contribuyen a la exclusión de ciertos grupos.
Por ejemplo, en sistemas educativos donde no se valoran las lenguas o culturas minoritarias, se produce una postergación cultural que afecta la identidad de los estudiantes y limita sus oportunidades. Del mismo modo, en sistemas laborales que no reconocen el trabajo informal o doméstico, se excluye a una gran cantidad de personas, especialmente mujeres y trabajadores migrantes.
El concepto de postergación también puede aplicarse al ámbito digital. En la era de la tecnología, muchas personas no tienen acceso a internet o a dispositivos digitales, lo que las posterga en el desarrollo de habilidades necesarias para el mercado laboral actual. Este brecha digital es una forma moderna de postergación que afecta especialmente a comunidades rurales y de bajos ingresos.
Cinco ejemplos notables de grupos humanos postergados
- Poblaciones rurales en el África subsahariana: Muchas comunidades rurales en este continente sufren de postergación severa en términos de acceso a agua potable, educación y servicios de salud.
- Refugiados en Siria: Miles de personas desplazadas por la guerra han sido postergadas en su acceso a refugio, empleo y educación en los países donde se han asentado.
- Habitantes de favelas en Brasil: A pesar de la riqueza del país, muchas personas que viven en barrios marginales son postergadas en su acceso a servicios básicos y seguridad.
- Trabajadores migrantes en Estados Unidos: Aunque muchos contribuyen al crecimiento económico, muchos son postergados en sus derechos laborales y acceso a servicios.
- Personas con discapacidad en India: A pesar de las leyes de protección, las personas con discapacidad en este país enfrentan múltiples exclusiones en la educación, empleo y participación social.
Estos ejemplos muestran cómo la postergación puede afectar a grupos muy diversos y cómo las soluciones deben ser adaptadas a cada contexto.
Los efectos de la postergación en el desarrollo económico
La postergación de grupos humanos tiene un impacto profundo en el desarrollo económico de los países. Cuando una parte significativa de la población no puede contribuir plenamente a la economía, se pierden oportunidades de crecimiento y se genera una inequidad que afecta a toda la sociedad.
Por ejemplo, en países con altos índices de desempleo entre jóvenes, la postergación de este grupo no solo afecta a sus vidas personales, sino también al crecimiento del PIB. Según el Banco Mundial, por cada 1% de aumento en el desempleo juvenil, se pierden aproximadamente 0.5% en el crecimiento económico anual.
Además, la postergación económica de ciertos grupos limita la diversidad de ideas y talentos que pueden aportar al desarrollo. Esto hace que las economías sean menos innovadoras y menos resistentes a crisis. Por otro lado, la integración de grupos postergados puede impulsar el crecimiento, la estabilidad y la cohesión social.
¿Para qué sirve reconocer a los grupos postergados?
Reconocer a los grupos postergados no solo es un acto de justicia social, sino también una herramienta para construir sociedades más equitativas y sostenibles. Identificar a estos grupos permite diseñar políticas públicas más efectivas, dirigidas a resolver las desigualdades estructurales.
Por ejemplo, cuando se reconoce que ciertas comunidades rurales están postergadas, se pueden implementar programas de educación rural o infraestructura sanitaria que beneficien a esas poblaciones. Del mismo modo, cuando se reconoce la postergación de ciertos grupos minoritarios, se pueden promover leyes que garanticen su inclusión en la vida política y económica.
El reconocimiento también tiene un valor simbólico importante: permite que las personas postergadas se sientan visibles y valoradas, lo que puede mejorar su autoestima y motivarlos a participar activamente en la sociedad.
Sinónimos y variantes del concepto de postergación
El concepto de postergación puede expresarse de múltiples maneras, dependiendo del contexto. Algunos sinónimos o términos relacionados incluyen:
- Exclusión social
- Marginalización
- Desigualdad estructural
- Exclusión económica
- Desarrollo desigual
- Desigualdad de oportunidades
Cada uno de estos términos se enfoca en un aspecto diferente de la postergación. Mientras que marginalización se refiere más a la exclusión social, desigualdad estructural se enfoca en las causas sistémicas que generan la postergación. Conocer estos términos ayuda a enriquecer la comprensión del fenómeno y a abordarlo desde múltiples perspectivas.
La postergación en el contexto educativo
La educación es una de las áreas más afectadas por la postergación. Cuando ciertos grupos no tienen acceso a una educación de calidad, se les cierran las puertas a oportunidades futuras. Esto no solo afecta a los individuos, sino que también tiene un impacto negativo en el desarrollo económico del país.
En muchos casos, las escuelas de zonas postergadas carecen de recursos básicos, como libros, infraestructura adecuada o docentes capacitados. Además, los niños de estas zonas suelen enfrentar desafíos como la necesidad de trabajar para apoyar a sus familias, lo que limita su tiempo para estudiar.
La postergación educativa también tiene un impacto psicológico profundo. Muchos niños postergados desarrollan una mentalidad de no valgo para estudiar, lo que los lleva a abandonar la escuela antes de tiempo. Este fenómeno se conoce como abandono escolar anticipado y es un problema grave en muchas comunidades postergadas.
El significado de la postergación en el contexto social
La postergación es un concepto que refleja la desigualdad estructural en la sociedad. No es simplemente un problema individual, sino un fenómeno que se reproduce a través de instituciones, políticas y normas culturales. Para comprender su significado, es necesario analizar cómo se construye y cómo se mantiene.
En primer lugar, la postergación se alimenta de estereotipos y prejuicios sociales. Cuando ciertos grupos son percibidos como menos capaces o menos merecedores, se les niega acceso a oportunidades que podrían ayudarles a superar sus dificultades. Esta percepción social se internaliza, afectando la autoestima de los individuos y limitando sus expectativas.
En segundo lugar, la postergación se mantiene a través de mecanismos institucionales. Por ejemplo, cuando los fondos estatales se distribuyen de manera desigual, las comunidades postergadas reciben menos apoyo para sus escuelas, hospitales o infraestructura. Esto perpetúa la desigualdad y dificulta la movilidad social.
¿Cuál es el origen del concepto de postergación?
El concepto de postergación, aunque no es un término académico común, tiene raíces en teorías sociológicas y económicas que analizan la desigualdad y la exclusión. Uno de los primeros en plantear ideas similares fue el sociólogo Emile Durkheim, quien estudió cómo la exclusión social afecta a la cohesión social.
En la década de 1960, el economista Amartya Sen desarrolló la teoría de la pobreza como privación de libertad, que abordaba cómo ciertos grupos se ven privados de oportunidades básicas. Esta visión se acerca al concepto de postergación, ya que explica cómo la exclusión afecta no solo el acceso a recursos, sino también a libertades fundamentales.
A lo largo del siglo XX, el término ha evolucionado para incluir no solo aspectos económicos, sino también culturales, educativos y psicológicos. Hoy en día, la postergación se entiende como un fenómeno complejo que requiere soluciones interdisciplinarias.
Sinónimos y expresiones alternativas para grupos postergados
Existen varias formas de referirse a los grupos postergados, dependiendo del contexto y el énfasis que se quiera dar. Algunas expresiones alternativas incluyen:
- Grupos marginados
- Poblaciones vulnerables
- Comunidades desfavorecidas
- Personas excluidas
- Grupos en situación de riesgo
- Poblaciones en situación de pobreza
Cada una de estas expresiones puede usarse en diferentes contextos, pero todas apuntan a la misma idea: personas o colectivos que enfrentan dificultades estructurales que limitan su desarrollo. Es importante elegir la expresión más adecuada según el contexto y el mensaje que se quiera transmitir.
La postergación en el contexto laboral
En el ámbito laboral, la postergación puede manifestarse de múltiples formas. Por ejemplo, ciertos grupos pueden tener dificultades para encontrar empleo debido a la falta de formación, discriminación o barreras geográficas. En muchos casos, las personas postergadas no tienen acceso a redes de contactos que les permitan acceder a empleos de calidad.
Además, incluso cuando logran encontrar trabajo, suelen estar en empleos precarios, con bajos salarios y sin beneficios sociales. Esta situación perpetúa su postergación y dificulta su movilidad social. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), más del 50% de la población trabajadora en algunos países está en empleos informales, lo que refleja un alto nivel de postergación laboral.
Para abordar este problema, es necesario implementar políticas que promuevan la capacitación laboral, el acceso a empleos formales y la protección social para todos los trabajadores.
Cómo identificar y apoyar a grupos postergados
Identificar y apoyar a los grupos postergados requiere de una acción colectiva y coordinada. Algunos pasos que pueden tomarse incluyen:
- Realizar diagnósticos sociales: Para identificar a los grupos postergados, es necesario recopilar datos sobre su situación económica, educativa y social.
- Implementar políticas públicas inclusivas: Las leyes y programas deben diseñarse para garantizar el acceso a servicios básicos para todos, sin discriminación.
- Promover la participación comunitaria: Involucrar a las comunidades postergadas en la toma de decisiones que afectan su vida mejora la efectividad de las soluciones.
- Fomentar la educación y la formación: La educación es clave para romper el ciclo de postergación. Programas de alfabetización, becas y apoyo escolar son herramientas efectivas.
- Crear redes de apoyo y empoderamiento: Las organizaciones comunitarias y ONG pueden jugar un rol fundamental en el empoderamiento de los grupos postergados.
- Fomentar la sensibilización social: Cambiar las percepciones sociales sobre los grupos postergados es esencial para reducir la discriminación y la exclusión.
La postergación en el contexto global
La postergación no es un fenómeno exclusivo de ciertos países o regiones. En el contexto global, se observa una postergación sistemática entre países del norte y del sur. Los países en desarrollo suelen tener mayores tasas de pobreza, menor acceso a la educación y menor desarrollo económico. Esta desigualdad global también se reproduce dentro de los países, afectando a grupos específicos.
Además, la postergación se ve exacerbada por factores como el cambio climático, la desigualdad digital y la migración forzada. Por ejemplo, las personas que viven en áreas afectadas por sequías o desastres naturales son postergadas en su acceso a recursos y servicios básicos.
En este contexto, es fundamental que las soluciones sean globales y colaborativas. Organismos internacionales como la ONU, el Banco Mundial y la OMS tienen un papel crucial en la coordinación de esfuerzos para reducir la postergación a nivel mundial.
Estrategias para combatir la postergación
Combatir la postergación requiere de un enfoque integral y sostenible. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Políticas de inclusión social: Diseñar programas que garanticen el acceso equitativo a servicios básicos para todos los ciudadanos.
- Educación de calidad para todos: Invertir en educación inclusiva que responda a las necesidades de los grupos postergados.
- Protección laboral y empleo digno: Promover empleos formales y proteger los derechos de los trabajadores, especialmente en sectores vulnerables.
- Participación ciudadana: Involucrar a las comunidades postergadas en el diseño y ejecución de políticas que les afectan.
- Inversión en infraestructura: Mejorar la infraestructura en zonas postergadas para garantizar acceso a servicios esenciales.
- Sensibilización y cambio cultural: Promover una cultura de respeto y equidad a través de campañas educativas y medios de comunicación.
Implementar estas estrategias requiere el compromiso de gobiernos, instituciones y la sociedad civil. Solo con una acción colectiva y sostenida será posible reducir la postergación y construir sociedades más justas y equitativas.
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