El hacer docente es un concepto ampliamente utilizado en el ámbito educativo para describir las prácticas, estrategias y acciones que un docente desarrolla en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Este término no solo se limita a las actividades realizadas dentro del aula, sino que también abarca la planificación, la gestión de recursos, la evaluación de resultados y la interacción con los estudiantes. En este artículo exploraremos a fondo qué implica el hacer docente, su importancia en la educación actual y cómo se puede mejorar y profesionalizar esta práctica.
¿Qué es el hacer docente?
El hacer docente se refiere al conjunto de prácticas que un profesor pone en marcha con el objetivo de facilitar el aprendizaje de sus estudiantes. Esto incluye la selección de metodologías, el diseño de actividades, la gestión del aula, la comunicación con los alumnos y el acompañamiento en su desarrollo. Es una práctica activa, reflexiva y constante que busca adaptarse a las necesidades individuales y colectivas de los estudiantes.
Además, el hacer docente no es un acto aislado, sino que se enmarca dentro de un contexto más amplio de la educación: las políticas institucionales, los recursos disponibles, las normativas educativas y la cultura escolar. Por ejemplo, en el siglo XX, el modelo de enseñanza era más autoritario y centrado en el profesor, mientras que hoy se fomenta un enfoque más participativo, centrado en el estudiante y basado en competencias.
En este sentido, el hacer docente evoluciona con el tiempo y se ve influenciado por teorías pedagógicas como el constructivismo, el andragogía, la educación inclusiva y las tecnologías digitales. Estos avances han modificado no solo las herramientas, sino también la manera en que los docentes interactúan con sus alumnos.
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El rol del docente en el hacer docente
El hacer docente no puede entenderse sin el rol fundamental del docente como guía, mediador y facilitador del aprendizaje. Este rol implica no solo transmitir conocimientos, sino también desarrollar habilidades, valores y actitudes en los estudiantes. Un buen hacer docente requiere de empatía, paciencia, creatividad y una constante actualización profesional.
Uno de los elementos clave en el rol del docente es la capacidad de planificar las clases de manera efectiva. Esto implica conocer los contenidos a enseñar, identificar los objetivos de aprendizaje, elegir las estrategias pedagógicas más adecuadas y evaluar los resultados. Además, el docente debe estar atento a las diferencias individuales entre sus alumnos, adaptando su enfoque para que cada estudiante pueda alcanzar su máximo potencial.
Por otro lado, el hacer docente también abarca la gestión del aula, que incluye el control del clima emocional, la resolución de conflictos y la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje. Todo esto requiere de una formación integral del docente, que vaya más allá de la simple transmisión de contenidos.
El hacer docente y la formación continua
Una de las dimensiones menos exploradas del hacer docente es la importancia de la formación continua del profesorado. En la actualidad, los docentes necesitan estar actualizados en nuevas metodologías, tecnologías educativas y tendencias pedagógicas. Esto no solo mejora su desempeño, sino que también incrementa su satisfacción profesional.
Programas de formación docente, como los cursos de especialización, las tutorías entre pares y las comunidades de aprendizaje, son ejemplos de estrategias que apoyan el desarrollo del hacer docente. Estos espacios permiten que los docentes compartan experiencias, reciban retroalimentación y perfeccionen sus prácticas en el aula.
También es fundamental que las instituciones educativas ofrezcan apoyo a sus docentes en aspectos como el diseño curricular, la evaluación formativa y la integración de la tecnología en la enseñanza. Un docente bien formado y apoyado es un docente que puede desarrollar un hacer docente de calidad.
Ejemplos de hacer docente en la práctica
Para entender mejor el concepto de hacer docente, podemos observar ejemplos concretos de cómo se manifiesta en el aula. Por ejemplo, un docente que utiliza estrategias de aprendizaje basado en proyectos está aplicando un hacer docente centrado en la resolución de problemas reales y en la colaboración entre estudiantes.
Otro ejemplo es el uso de la tecnología en la enseñanza, donde el docente incorpora herramientas digitales para enriquecer las clases, fomentar la interacción y personalizar el aprendizaje. Esto puede incluir el uso de plataformas educativas, simulaciones interactivas o redes sociales académicas.
Además, un docente que utiliza estrategias de diferenciación pedagógica, como adaptar las actividades según el nivel de conocimiento de los estudiantes, está ejerciendo un hacer docente inclusivo y flexible. Cada uno de estos ejemplos refleja cómo el hacer docente puede ser diverso, creativo y alineado con las necesidades de la sociedad actual.
El hacer docente como proceso de transformación
El hacer docente no es una práctica estática, sino un proceso dinámico de transformación constante. Implica que el docente esté dispuesto a cuestionar sus propias prácticas, a aprender de sus errores y a innovar en su forma de enseñar. Este proceso está estrechamente relacionado con la reflexión crítica y la autoevaluación, que son herramientas esenciales para el desarrollo profesional del docente.
Un ejemplo de este proceso es cuando un docente decide cambiar su enfoque tradicional por uno más activo y participativo. Para ello, puede implementar estrategias como el aprendizaje basado en competencias, el trabajo en equipos o el uso de metodologías gamificadas. Cada cambio en su forma de enseñar refleja su compromiso con el hacer docente de calidad.
Además, el hacer docente implica una responsabilidad ética y social. El docente no solo enseña contenidos, sino que también modela comportamientos, valores y actitudes. Por eso, es fundamental que su hacer docente esté alineado con principios de justicia, equidad y respeto por la diversidad.
Diez ejemplos de hacer docente en diferentes contextos
- Enseñanza presencial tradicional: Un docente utiliza pizarras, libros y exposiciones orales para transmitir conocimientos.
- Enseñanza virtual: Un profesor diseña clases interactivas en plataformas digitales y utiliza herramientas como Zoom o Google Classroom.
- Aprendizaje basado en proyectos: Los estudiantes trabajan en grupos para resolver problemas reales, con guía del docente.
- Educación inclusiva: El docente adapta sus estrategias para atender a estudiantes con necesidades educativas especiales.
- Gamificación en el aula: Se utilizan elementos de juegos para motivar a los estudiantes y hacer más dinámico el aprendizaje.
- Enseñanza por competencias: Se centra en el desarrollo de habilidades específicas, más que en la memorización de contenidos.
- Aprendizaje colaborativo: Los estudiantes trabajan juntos en tareas grupales, con el apoyo del docente.
- Enseñanza activa: Se fomenta la participación activa de los estudiantes mediante preguntas, debates y ejercicios prácticos.
- Docencia en entornos multiculturales: Se respetan y se integran las diversas culturas y lenguas en el proceso de enseñanza.
- Docencia en contextos rurales: Se adaptan las estrategias para superar las limitaciones de infraestructura y recursos.
La evolución del hacer docente a lo largo del tiempo
A lo largo de la historia, el hacer docente ha sufrido cambios significativos. En el siglo XIX, la enseñanza era principalmente memorística y el profesor era el único portador del conocimiento. En el siglo XX, con el auge del constructivismo, el enfoque cambia hacia el estudiante como protagonista del aprendizaje.
En la actualidad, el hacer docente se ha transformado con el auge de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Hoy en día, los docentes deben manejar plataformas digitales, recursos en línea y herramientas multimedia para enriquecer el proceso de enseñanza. Además, la pandemia ha acelerado la adopción de la educación a distancia, lo que ha llevado a una redefinición del rol del docente como mediador virtual.
Esta evolución no solo ha modificado las herramientas, sino también la forma en que se entiende el aprendizaje. Ya no es un proceso lineal, sino un proceso interactivo, colaborativo y personalizado. El hacer docente actual debe ser flexible, adaptativo y centrado en el estudiante.
¿Para qué sirve el hacer docente?
El hacer docente tiene como finalidad principal facilitar el aprendizaje de los estudiantes y promover su desarrollo integral. A través de esta práctica, el docente no solo transmite conocimientos, sino que también desarrolla habilidades cognitivas, emocionales y sociales en sus alumnos.
Por ejemplo, un docente que utiliza estrategias de aprendizaje activo ayuda a sus estudiantes a pensar críticamente, a resolver problemas y a trabajar en equipo. Por otro lado, un docente que fomenta la autonomía en sus alumnos les permite tomar decisiones responsables y desarrollar su autogestión.
Además, el hacer docente también tiene un impacto en la sociedad. Al formar ciudadanos responsables, críticos y comprometidos, los docentes contribuyen al desarrollo sostenible y a la construcción de una sociedad más justa y equitativa. En este sentido, el hacer docente no solo es una profesión, sino una vocación y una responsabilidad social.
Diferentes enfoques del hacer docente
Existen múltiples enfoques del hacer docente, cada uno con sus propias características y metodologías. Algunos de los más destacados son:
- Enfoque tradicional: Basado en la transmisión de conocimientos por parte del docente.
- Enfoque constructivista: En el que el estudiante construye su propio aprendizaje a través de experiencias y reflexiones.
- Enfoque socioemocional: Centrado en el desarrollo de habilidades emocionales y sociales.
- Enfoque gamificado: Donde se utilizan elementos de juego para motivar al estudiante.
- Enfoque inclusivo: Que atiende a la diversidad y promueve la equidad en el aula.
Cada uno de estos enfoques puede ser más adecuado según el contexto, los contenidos a enseñar y las necesidades de los estudiantes. Un buen docente sabe adaptar su hacer docente según las circunstancias, combinando diferentes estrategias para lograr mejores resultados.
El hacer docente en la educación actual
En la educación actual, el hacer docente se enfrenta a nuevos desafíos y oportunidades. Uno de los principales desafíos es la diversidad de estudiantes, que pueden tener diferentes ritmos de aprendizaje, estilos cognitivos y necesidades educativas. Para responder a esto, el docente debe ser flexible y creativo en su práctica.
Otra tendencia importante es la integración de las tecnologías en la enseñanza. Las herramientas digitales permiten al docente ofrecer contenidos interactivos, personalizar el aprendizaje y facilitar la comunicación con los estudiantes. Sin embargo, también exige una formación específica para manejar estas herramientas de manera efectiva.
Además, el hacer docente en la educación actual también se ve influenciado por factores externos como las políticas educativas, los recursos disponibles y las expectativas de la sociedad. Por eso, es fundamental que los docentes estén involucrados en el diseño y la implementación de estas políticas para que sean más acordes a sus necesidades.
El significado del hacer docente
El hacer docente es mucho más que una serie de actividades o tareas que realiza un profesor. Es una forma de estar en el mundo, de interactuar con los demás y de construir conocimiento colectivamente. Implica una actitud de servicio, compromiso y responsabilidad hacia los estudiantes, la sociedad y el futuro.
Desde una perspectiva más filosófica, el hacer docente puede considerarse como una práctica ética que busca la transformación humana. El docente no solo enseña, sino que también guía, inspira y motiva a sus estudiantes a alcanzar sus metas. En este sentido, el hacer docente es una vocación, no solo una profesión.
Además, el hacer docente está lleno de significados simbólicos. Representa el esfuerzo por construir un mundo mejor, por sembrar conocimiento y por generar esperanza en los jóvenes. Por eso, es fundamental que los docentes reconozcan el valor de su trabajo y se sientan valorados y apoyados.
¿De dónde proviene el concepto de hacer docente?
El concepto de hacer docente tiene sus raíces en la teoría de la acción y en las corrientes pedagógicas modernas. En la década de 1980, autores como Paulo Freire y John Dewey destacaron la importancia de la acción del docente como un proceso activo y reflexivo. Freire, en particular, enfatizó que la educación no es solo una transmisión de conocimientos, sino un proceso de liberación y transformación social.
En la década de 1990, el concepto se consolidó en el ámbito académico con el auge de la investigación en formación docente. Estudios como los de Schön sobre el pensar en la acción y la reflexión sobre la acción ayudaron a conceptualizar el hacer docente como una práctica reflexiva y situada.
Hoy en día, el hacer docente se considera una dimensión clave de la formación docente, y es objeto de estudio en múltiples contextos educativos. Su evolución refleja el cambio constante en la educación y en la sociedad.
Otras formas de expresar el hacer docente
El hacer docente puede expresarse de múltiples maneras, dependiendo del contexto y del enfoque que se le dé. Algunas de las expresiones alternativas son:
- Práctica docente: Se refiere al conjunto de acciones que realiza el docente en el aula.
- Acción pedagógica: Enfatiza el rol del docente como mediador del aprendizaje.
- Enseñanza activa: Se centra en la participación del estudiante en el proceso de aprendizaje.
- Gestión de aula: Se refiere a cómo el docente organiza y controla el entorno educativo.
- Facilitación del aprendizaje: Enfatiza el rol del docente como guía en el proceso de aprendizaje.
Cada una de estas expresiones captura una faceta diferente del hacer docente, pero todas están interrelacionadas y reflejan la complejidad de esta práctica.
¿Por qué es importante el hacer docente?
El hacer docente es fundamental porque define la calidad de la educación que reciben los estudiantes. Un docente con una práctica docente sólida puede influir positivamente en el rendimiento académico, en el desarrollo personal y en la formación ciudadana de sus alumnos. Por el contrario, un hacer docente inadecuado puede limitar las oportunidades de aprendizaje y generar desigualdades.
Además, el hacer docente tiene un impacto directo en la motivación y el bienestar del estudiante. Un docente que crea un ambiente positivo y alentador fomenta la participación, la curiosidad y la confianza en sí mismo. Por otro lado, un docente que no se adapta a las necesidades del estudiante puede generar frustración y desinterés.
Por todo ello, es esencial invertir en la formación y el apoyo de los docentes, para que puedan desarrollar un hacer docente efectivo y significativo. Solo así se podrá garantizar una educación de calidad para todos.
Cómo mejorar el hacer docente
Mejorar el hacer docente implica una combinación de formación, reflexión y práctica. Algunos pasos que pueden seguirse son:
- Participar en cursos de formación continua: Para adquirir nuevas habilidades y conocimientos.
- Realizar autoevaluaciones: Para identificar fortalezas y áreas de mejora.
- Buscar retroalimentación de colegas y estudiantes: Para tener una visión externa de su práctica.
- Reflexionar sobre la práctica: A través de diarios o registros de aula.
- Incorporar nuevas estrategias pedagógicas: Como el aprendizaje basado en proyectos o el uso de TIC.
- Participar en comunidades de aprendizaje: Para compartir experiencias y resolver dudas.
- Planificar con anticipación: Para asegurar una enseñanza estructurada y coherente.
- Evaluar constantemente: Para ajustar las estrategias según los resultados obtenidos.
Por ejemplo, un docente puede mejorar su hacer docente al implementar una estrategia de enseñanza activa, como el aprendizaje basado en problemas, para fomentar la participación y el pensamiento crítico en sus estudiantes.
El impacto del hacer docente en los estudiantes
El hacer docente tiene un impacto directo en el rendimiento académico y el desarrollo personal de los estudiantes. Un docente con una práctica docente sólida puede influir en:
- El rendimiento académico: Mejorando los resultados en las evaluaciones.
- El compromiso con el aprendizaje: Fomentando la motivación y el interés por las materias.
- El desarrollo emocional: Ayudando a los estudiantes a gestionar sus emociones y a desarrollar autoestima.
- Las habilidades sociales: Mejorando la comunicación, el trabajo en equipo y la resolución de conflictos.
- La toma de decisiones: Ayudando a los estudiantes a pensar críticamente y a actuar con responsabilidad.
Por ejemplo, un docente que utiliza estrategias de enseñanza activa puede observar cómo sus estudiantes son más participativos, más inquietos por aprender y más capaces de resolver problemas de manera colaborativa.
El hacer docente en contextos internacionales
El hacer docente no es un fenómeno único a un país o región. En diferentes contextos internacionales, el hacer docente se adapta a las características culturales, sociales y educativas de cada lugar. Por ejemplo, en Finlandia, el docente tiene una gran autonomía y se enfoca en el desarrollo del estudiante como persona integral. En Japón, se valora mucho la disciplina y la excelencia académica.
En América Latina, el hacer docente se enfrenta a desafíos como la falta de recursos, la desigualdad y la pobreza educativa. Sin embargo, muchos docentes desarrollan prácticas innovadoras y creativas para superar estas limitaciones. En África, el hacer docente también se ve influenciado por factores como la escasez de infraestructura y la necesidad de adaptar la educación a contextos rurales y multiculturales.
A pesar de las diferencias, el hacer docente en todo el mundo comparte un objetivo común: formar a los estudiantes para que sean ciudadanos responsables y críticos. Esto refleja la importancia universal del docente como actor clave en la educación.
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