La redacción puede clasificarse en dos enfoques fundamentales: el subjetivo y el objetivo. Ambos son herramientas esenciales en la comunicación escrita, cada una con propósitos y características únicas. Comprender la diferencia entre ambos estilos es clave para elegir el más adecuado según el contexto, el mensaje que se quiere transmitir y el público al que se dirige. En este artículo exploraremos en profundidad qué significa redactar de manera subjetiva o objetiva, sus aplicaciones, ejemplos prácticos y su relevancia en distintos escenarios comunicativos.
¿Qué es redactar de forma subjetiva o objetiva?
Redactar de forma subjetiva implica expresar opiniones, emociones, juicios de valor y perspectivas personales en el texto. Este tipo de redacción se caracteriza por su tono personal, el uso de lenguaje emocional y la inclusión de experiencias individuales. Por otro lado, la redacción objetiva busca presentar información de manera neutral, imparcial y basada en hechos comprobables. En este enfoque, se evita el uso de expresiones personales y se prioriza la precisión, la claridad y la objetividad en la exposición.
Un ejemplo de redacción subjetiva podría ser un comentario personal sobre una película: Esa película me emocionó profundamente, es una obra maestra del cine moderno. En contraste, una descripción objetiva sería: La película ganó tres premios en el Festival de Cannes y fue dirigida por un reconocido cineasta con más de 20 años de experiencia.
La elección entre ambos estilos depende del propósito del texto. Mientras que el subjetivo es común en blogs, redes sociales o ensayos personales, el objetivo es fundamental en informes, artículos científicos, reportes periodísticos y documentos oficiales.
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La importancia de elegir el estilo adecuado
El estilo de redacción que se elija puede marcar la diferencia entre un mensaje que resuena con el lector y uno que no logra su propósito. En contextos profesionales, la redacción objetiva es esencial para mantener la credibilidad y la coherencia. Por ejemplo, en un informe financiero, presentar datos subjetivos como creemos que la empresa está en crisis puede sesgar la percepción del lector, mientras que los ingresos han disminuido un 15% en el último trimestre ofrece una visión más clara y realista.
Por otro lado, en medios creativos como blogs, columnas de opinión o novelas, la redacción subjetiva puede enriquecer el contenido, conectar con el lector emocionalmente y transmitir una visión única. Sin embargo, es importante que el autor sea consciente del impacto de sus elecciones y evite manipular la información, especialmente cuando se trata de temas sensibles o críticos.
En resumen, la elección entre redactar de forma subjetiva o objetiva no es solo una cuestión de estilo, sino de responsabilidad, ética y eficacia comunicativa. Comprender las implicaciones de cada enfoque es clave para adaptarse a las expectativas del lector y del contexto en el que se escribe.
Diferencias sutiles entre los dos estilos
Aunque parezcan enfoques opuestos, la redacción subjetiva y objetiva comparten algunos rasgos en común, como la claridad, la coherencia y la estructura. Sin embargo, sus diferencias son profundas. Mientras que el estilo subjetivo permite cierta flexibilidad en la presentación de ideas, el estilo objetivo exige rigidez en la presentación de hechos. Por ejemplo, en un análisis de un evento político, la redacción objetiva presentaría los hechos sin valorarlos, mientras que la subjetiva podría incluir opiniones, interpretaciones o proyecciones basadas en el contexto.
Otra diferencia importante es la audiencia. En la redacción objetiva, el lector busca información precisa y sin sesgos, por lo que se evita el uso de lenguaje emocional o ambiguo. En cambio, en la redacción subjetiva, el lector busca una conexión emocional, una perspectiva única o una reflexión personal. Por ejemplo, en una reseña de libro, un lector podría esperar una opinión personal del autor, mientras que en una crítica académica, se espera un análisis basado en criterios establecidos y evidencia documental.
Ejemplos de redacción subjetiva y objetiva
Para ilustrar mejor estos conceptos, a continuación presentamos ejemplos claros de ambos estilos:
Redacción subjetiva:
El último disco de esta banda es, sin duda, su mejor trabajo. Cada canción transmite una emoción profunda y me hace recordar momentos inolvidables.
Redacción objetiva:
El disco lanzado en 2023 incluye 12 canciones, tres de las cuales alcanzaron el top 10 en las listas de Billboard. El álbum fue grabado en un estudio certificado y producido por un ingeniero con experiencia en premios Grammy.
En el primer caso, el autor expresa una opinión personal y emocional. En el segundo, se presentan hechos concretos y datos verificables. Ambos ejemplos son válidos, pero sirven a propósitos diferentes.
El concepto de imparcialidad en la redacción objetiva
La redacción objetiva no solo se trata de presentar hechos, sino también de mantener una postura imparcial frente a ellos. Esto implica evitar lenguaje que sugiera valoración, como muy malo, increíblemente bueno o es obvio que. En lugar de eso, se usan términos neutros y descriptivos. Por ejemplo:
Redacción subjetiva:El gobierno es completamente incompetente y no ha hecho nada para resolver la crisis.
Redacción objetiva:El gobierno no ha implementado ninguna política para abordar la crisis en los últimos tres meses.
La imparcialidad es especialmente importante en periodismo, ciencia y educación. Un texto objetivo permite al lector formar su propia opinión basándose en información verificable, en lugar de aceptar una visión sesgada.
5 ejemplos de textos objetivos y subjetivos
A continuación, se presentan cinco ejemplos de textos que ilustran ambos estilos:
- Texto subjetivo:Ese restaurante es el mejor de la ciudad. La comida es deliciosa y el servicio es impecable.
Texto objetivo:El restaurante tiene 4.5 estrellas en Google, ofrece un menú de 15 platos y está ubicado en el centro de la ciudad.
- Texto subjetivo:La nueva ley es injusta y perjudicará a las pequeñas empresas.
Texto objetivo:La nueva ley incluye regulaciones adicionales que afectarán a empresas con menos de 50 empleados.
- Texto subjetivo:Ese candidato es el único con la experiencia necesaria para ganar.
Texto objetivo:El candidato ha trabajado en política durante 15 años y ha ocupado cargos en tres gobiernos distintos.
- Texto subjetivo:Ese libro es aburrido y no recomiendo perder el tiempo leyéndolo.
Texto objetivo:El libro tiene 250 páginas y está escrito en un estilo formal, con capítulos organizados por temas.
- Texto subjetivo:El partido fue un desastre, el equipo no jugó bien en absoluto.
Texto objetivo:El equipo perdió el partido 3 a 1. El portero detuvo 5 balones y el equipo tuvo 12 faltas.
Cómo identificar el estilo de redacción en un texto
Identificar si un texto es subjetivo u objetivo requiere atención al lenguaje, a la estructura y a la intención del autor. En un texto objetivo, los hechos se presentan de manera clara, se evitan las expresiones emocionales y se usan fuentes verificables. En cambio, en un texto subjetivo, es común encontrar frases como yo creo, en mi opinión, me parece que, o es evidente que, que indican una perspectiva personal.
Una técnica útil es preguntarse: ¿el texto presenta solo hechos y datos, o incluye opiniones, emociones o juicios? Por ejemplo, si un texto dice La temperatura promedio del mes fue de 22°C, es objetivo. Si dice El mes fue muy caliente y desagradable, es subjetivo. También es útil revisar si hay uso de lenguaje emocional o si se presentan hechos con un enfoque neutro.
Además, es importante considerar el contexto. Un texto puede ser subjetivo o objetivo según el propósito: una columna de opinión será necesariamente subjetiva, mientras que un informe técnico debe ser objetivo.
¿Para qué sirve redactar de forma subjetiva o objetiva?
La redacción subjetiva y objetiva tienen diferentes propósitos y usos. La redacción objetiva se utiliza para informar, educar y presentar datos con precisión. Es fundamental en la ciencia, el periodismo, la educación y la administración pública. Por ejemplo, en un artículo científico, es necesario presentar los resultados de una investigación de manera imparcial, sin incluir opiniones personales que puedan alterar la percepción de los datos.
Por otro lado, la redacción subjetiva se utiliza para expresar opiniones, emociones y perspectivas personales. Es común en blogs, columnas de opinión, novelas, diarios personales y redes sociales. En estos casos, el autor busca conectar con el lector a nivel emocional, transmitir una visión única o compartir experiencias personales. Aunque no se basa en hechos comprobables, puede ser igualmente poderosa para generar impacto en el lector.
En resumen, cada estilo tiene su lugar y su propósito. Elegir el adecuado depende del mensaje que se quiere transmitir, del público al que se dirige y del contexto en el que se escribe.
Sinónimos y variantes de redactar subjetivo o objetivo
Existen varios términos que pueden usarse para describir el proceso de redactar con un enfoque subjetivo o objetivo. Algunos ejemplos incluyen:
- Redactar con perspectiva personal vs. redactar con imparcialidad.
- Expresar opiniones vs. presentar hechos.
- Escribir con emoción vs. escribir con neutralidad.
- Comunicar desde una visión individual vs. comunicar desde una visión universal.
- Narrar con subjetividad vs. narrar con objetividad.
Estos términos no son solo sinónimos, sino que reflejan diferentes aspectos del proceso de redacción. Por ejemplo, redactar con imparcialidad se enfoca en la ausencia de sesgos, mientras que escribir con emoción se refiere al tono y al lenguaje utilizado.
El papel del autor en la redacción subjetiva y objetiva
El autor desempeña un papel fundamental en la redacción, ya que sus decisiones de estilo, lenguaje y estructura determinan si el texto será subjetivo u objetivo. En la redacción subjetiva, el autor se presenta como una figura activa que comparte su visión, emociones y experiencias. En cambio, en la redacción objetiva, el autor actúa como un intermediario entre los hechos y el lector, presentando información sin incluir su propia opinión.
En ambos casos, el autor debe ser consciente de su influencia y responsabilidad. En la redacción subjetiva, es importante no manipular la información ni presentar falsedades bajo el pretexto de la opinión personal. En la redacción objetiva, es crucial no omitir información relevante o presentar solo una parte de la historia para sesgar la percepción del lector.
El autor también debe considerar la audiencia y el contexto. Un texto subjetivo dirigido a un grupo con intereses similares puede ser efectivo, pero podría no ser bien recibido si se presenta como una verdad absoluta. En cambio, un texto objetivo puede ser más útil para un lector que busca información clara y precisa.
El significado de redactar de forma subjetiva o objetiva
Redactar de forma subjetiva o objetiva no solo se refiere al estilo, sino también al propósito y la intención del autor. La redacción subjetiva implica un compromiso emocional y personal con el tema, mientras que la redacción objetiva busca informar sin incluir juicios de valor. Ambos enfoques son herramientas válidas y necesarias en la comunicación escrita, pero deben usarse con conciencia y responsabilidad.
En términos prácticos, redactar de forma subjetiva significa:
- Incluir opiniones personales.
- Usar lenguaje emocional.
- Compartir experiencias individuales.
- Presentar una visión única o interpretativa.
Mientras que redactar de forma objetiva implica:
- Presentar hechos verificables.
- Usar lenguaje neutro.
- Evitar juicios de valor.
- Presentar información con imparcialidad.
El significado de cada estilo no solo radica en su forma, sino en su función. Ambos son herramientas para conectar con el lector, pero lo hacen de manera diferente: una a través de la emoción y la identidad personal, y otra a través de la información y la coherencia lógica.
¿Cuál es el origen del concepto de redacción subjetiva y objetiva?
El concepto de redacción subjetiva y objetiva tiene sus raíces en la filosofía y la teoría de la comunicación. Desde la antigüedad, los filósofos han debatido sobre la diferencia entre lo que es real y lo que es percibido. Platón, por ejemplo, distinguía entre la realidad objetiva (la forma ideal) y la percepción subjetiva (lo que vemos en el mundo sensible). Esta distinción influyó en la manera en que los escritores y pensadores concebían la comunicación.
Durante el Renacimiento y la Ilustración, surgieron las ideas de la razón y la observación imparcial como herramientas para construir conocimiento. Esto llevó al desarrollo de la ciencia moderna y a la necesidad de presentar información de manera objetiva. Por otro lado, los movimientos literarios como el romanticismo y el expresionismo valoraban la subjetividad y la emoción como elementos esenciales de la comunicación.
En el siglo XX, con el auge del periodismo moderno y la comunicación masiva, se formalizaron las reglas de la redacción objetiva, especialmente en medios como la prensa. Sin embargo, también se reconoció la importancia de la redacción subjetiva en contextos creativos, artísticos y personales.
Sinónimos y variaciones del estilo subjetivo y objetivo
Aunque los términos subjetivo y objetivo son los más comunes para describir estos estilos de redacción, existen otras formas de referirse a ellos. Algunas de estas variaciones incluyen:
- Redacción personal vs. impersonal.
- Estilo emocional vs. estilo racional.
- Texto narrativo vs. texto informativo.
- Lenguaje interpretativo vs. lenguaje descriptivo.
- Comunicación con sesgo vs. comunicación sin sesgo.
Cada una de estas variaciones refleja un aspecto diferente de los dos estilos. Por ejemplo, el lenguaje emocional se refiere a la expresión de sentimientos, mientras que el lenguaje racional se enfoca en la lógica y la razón. Aunque los términos pueden variar, el concepto fundamental sigue siendo el mismo: la diferencia entre presentar información con una perspectiva personal o sin incluir juicios de valor.
¿Cuándo es mejor redactar de forma subjetiva o objetiva?
La elección entre redactar de forma subjetiva o objetiva depende del propósito, el público y el contexto. Algunos escenarios en los que es mejor redactar de forma objetiva incluyen:
- Informes financieros o científicos.
- Reportes periodísticos.
- Documentos oficiales o legales.
- Artículos académicos o técnicos.
- Presentaciones profesionales o empresariales.
Por otro lado, algunos casos en los que la redacción subjetiva es más adecuada incluyen:
- Blogs personales o diarios.
- Columnas de opinión.
- Redes sociales y redes de contenido.
- Novelas, cuentos o relatos literarios.
- Testimonios personales o experiencias vividas.
En ambos casos, es importante que el autor sea coherente con el estilo elegido y que no mezcle ambos de manera inapropiada, ya que podría confundir al lector o debilitar el mensaje.
Cómo usar correctamente la redacción subjetiva o objetiva
Para usar correctamente la redacción subjetiva o objetiva, es fundamental seguir ciertas pautas y normas. A continuación, se presentan algunas recomendaciones prácticas:
Para redactar de forma objetiva:
- Presenta hechos, datos y evidencia.
- Usa un lenguaje neutro y descriptivo.
- Evita expresiones emocionales o juicios de valor.
- Cita fuentes confiables.
- Mantén una estructura clara y lógica.
Para redactar de forma subjetiva:
- Expresa opiniones, emociones y experiencias personales.
- Usa lenguaje emocional y personal.
- Comparte reflexiones y perspectivas únicas.
- Asegúrate de no manipular la información.
- Conecta con el lector a nivel emocional.
Además, es útil practicar ambos estilos para entender sus diferencias y aplicaciones. Leer textos de distintos géneros y estilos también ayuda a identificar cómo se construyen y qué efecto tienen en el lector.
Errores comunes al redactar de forma subjetiva o objetiva
A pesar de que ambos estilos son útiles, es común cometer errores al redactar. Algunos de los errores más frecuentes incluyen:
En redacción objetiva:
- Incluir opiniones personales sin justificación.
- Usar lenguaje emocional o valorativo.
- Omitir información relevante.
- Presentar solo una parte de la historia.
- Usar fuentes no confiables o sesgadas.
En redacción subjetiva:
- Manipular la información para sesgar la percepción del lector.
- Usar lenguaje excesivamente emocional o inadecuado.
- No fundamentar las opiniones con argumentos sólidos.
- No reconocer que se está expresando una visión personal.
- Confundir la opinión con el hecho.
Evitar estos errores requiere práctica, autoevaluación y revisión crítica del texto. Es recomendable que antes de publicar o compartir un texto, se lea con cuidado y se pregunte: ¿este texto cumple con el estilo elegido? ¿transmite el mensaje con claridad y coherencia?
Cómo desarrollar habilidades en ambos estilos
Desarrollar habilidades en redacción subjetiva y objetiva requiere práctica, lectura y reflexión. A continuación, se presentan algunas estrategias útiles para mejorar en ambos estilos:
Para mejorar en redacción objetiva:
- Estudia textos de periodismo, ciencia o administración.
- Practica la escritura de informes, resúmenes y análisis.
- Usa herramientas de revisión de texto para detectar sesgos.
- Participa en grupos de revisión o edición.
- Aprende a citar fuentes y usar lenguaje técnico.
Para mejorar en redacción subjetiva:
- Escribe diarios personales o blogs.
- Practica la escritura creativa y literaria.
- Comparte opiniones en foros o redes sociales.
- Lee autores de distintos géneros y estilos.
- Aprende a expresar emociones y reflexiones de manera clara.
Además, es útil trabajar con ambos estilos de manera alternada para comprender mejor sus diferencias y aplicaciones. También es recomendable recibir retroalimentación de otros lectores o editores para identificar áreas de mejora.
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