La noción de sustancia es uno de los conceptos fundamentales en la filosofía de Aristóteles, quien lo desarrolló con profundidad en su obra *Categorías* y en otros textos como *Metafísica*. Este término no solo se refiere a lo que constituye una entidad, sino también a la base última de la existencia de los seres. A lo largo de este artículo, exploraremos qué significa según Aristóteles que es sustancia, desde sus definiciones clásicas hasta su relevancia en la filosofía moderna.
¿Qué significa según Aristóteles que es sustancia?
Aristóteles define la sustancia como aquello que es lo que es en sí mismo, es decir, lo que no puede ser atribuido a otra cosa y no puede existir como atributo de otra. En términos simples, la sustancia es lo que hace que algo sea lo que es. Por ejemplo, una mesa es una sustancia porque no puede ser definida como un atributo de algo más; es una realidad independiente.
Aristóteles distingue entre dos tipos de sustancia: las sustancias primeras y las sustancias segundas. Las primeras son individuos concretos, como Sócrates o una determinada mesa. Las segundas son categorías generales o esencias, como el hombre o la mesa en general. Esta distinción es clave para comprender cómo Aristóteles estructuró su teoría de la realidad.
Una curiosidad interesante es que Aristóteles rechazó la idea platónica de que las formas o ideas existen en un mundo separado. Para él, la forma (o esencia) no es una entidad independiente, sino que está inseparablemente unida a la materia en la sustancia concreta. Esto marcó una ruptura filosófica con Platón y sentó las bases para el realismo escolástico posterior.
La base última de la existencia según Aristóteles
En la filosofía aristotélica, la sustancia no solo es una categoría lógica, sino también una realidad ontológica fundamental. Aristóteles considera que todo lo que existe puede clasificarse en categorías, y la sustancia ocupa un lugar privilegiado entre ellas. Mientras que otras categorías como el género, la cantidad, la cualidad o la relación dependen de la sustancia para existir, la sustancia no depende de ninguna otra.
Por ejemplo, cuando decimos que Sócrates es sabio, sabio es una cualidad, pero Sócrates, la sustancia primera, es la base sobre la que recae esa cualidad. Esto implica que sin la sustancia, las demás categorías carecerían de soporte. En este sentido, la sustancia es lo que permanece constante incluso cuando cambian sus atributos.
Además, Aristóteles sostiene que la sustancia es lo que permanece en el cambio. Cuando una sustancia cambia de estado, como una semilla que se convierte en árbol, la sustancia subyacente (la forma esencial del árbol) permanece, aunque su forma material cambie. Esta idea es central en la teoría aristotélica del cambio y la generación.
La distinción entre forma y materia
Uno de los conceptos más importantes en la teoría aristotélica de la sustancia es la distinción entre forma y materia. Para Aristóteles, la sustancia no es solo un compuesto de materia y forma, sino que es el resultado de su unión. La materia es lo que puede recibir formas distintas, mientras que la forma es lo que da la esencia o identidad al objeto.
Esta relación no es estática, sino dinámica. Por ejemplo, una estatua es una sustancia que resulta de la unión de la materia (el mármol) con la forma (el diseño de la estatua). Sin embargo, la forma no existe por sí misma, ni la materia puede existir sin forma. Juntas, constituyen una única realidad: la sustancia.
Esta distinción permite a Aristóteles explicar cómo los objetos pueden cambiar sin perder su identidad. Un niño crece y se convierte en un hombre, pero mantiene la misma sustancia, ya que su forma esencial (ser humano) no cambia, aunque su forma material (su cuerpo) sí lo haga.
Ejemplos claros de sustancia según Aristóteles
Para entender mejor el concepto de sustancia, es útil recurrir a ejemplos concretos. Por ejemplo, un perro es una sustancia primera, ya que es un individuo concreto. Por otro lado, perro como concepto general es una sustancia segunda. De esta manera, Aristóteles puede explicar cómo los individuos comparten esencias comunes, pero son únicos en su existencia.
Otro ejemplo es el caso de un hombre. La forma (la humanidad) y la materia (el cuerpo físico) se combinan para formar la sustancia hombre. Si el cuerpo muere, la sustancia como individuo se pierde, pero la forma como esencia sigue existiendo en otros hombres. Este ejemplo muestra cómo Aristóteles aborda la relación entre lo individual y lo universal.
Además, en la naturaleza, Aristóteles también aplicó este concepto. Por ejemplo, un árbol es una sustancia cuya forma es la de un vegetal con raíces, tronco y hojas, mientras que su materia es la combinación de tierra, agua, luz y nutrientes que le permiten crecer. Esta dualidad entre forma y materia es esencial para entender su teoría.
La sustancia como concepto ontológico
Desde una perspectiva ontológica, la sustancia representa la realidad última de los seres. Para Aristóteles, no se trata solo de una noción lógica, sino de una realidad que existe independientemente del pensamiento. Esto lo diferencia de filósofos que ven la sustancia como una construcción mental.
La importancia de la sustancia en la ontología aristotélica se refleja en su crítica al dualismo platónico. Mientras que Platón separaba la realidad sensible de la inteligible, Aristóteles ve la sustancia como un todo unificado, donde la forma y la materia no son entidades separadas, sino componentes inseparables de una misma realidad.
Este enfoque ontológico tiene implicaciones en otras áreas de la filosofía, como la ética y la física. En la ética, por ejemplo, el ser humano como sustancia se define por su forma esencial, que incluye la capacidad de razonar y actuar moralmente. En la física, la sustancia es el soporte de los cambios y movimientos que observamos en el mundo natural.
Una recopilación de tipos de sustancia en Aristóteles
Aristóteles clasifica las sustancias de múltiples maneras, dependiendo del contexto y el propósito de su análisis. En *Categorías*, por ejemplo, la sustancia es una de las diez categorías principales, junto con la cantidad, la cualidad, la relación, el lugar, el tiempo, la posesión, la acción, la pasión, la producción y la negación.
Dentro de la sustancia, Aristóteles distingue:
- Sustancias primeras: Individuos concretos, como Sócrates o una mesa específica.
- Sustancias segundas: Categorías generales, como hombre o mesa.
- Sustancias naturales: Aquellas que existen por sí mismas, como los animales o las plantas.
- Sustancias artificiales: Aquellas que son el resultado de la acción humana, como una escultura o una casa.
- Sustancias abstractas: Formas o esencias que no existen por sí mismas, sino en relación con la materia.
Esta clasificación permite entender cómo Aristóteles organiza el mundo de los seres y cómo cada sustancia ocupa un lugar en la jerarquía ontológica.
La sustancia en el contexto de la filosofía antigua
La noción de sustancia no es exclusiva de Aristóteles, pero su tratamiento de ella fue fundamental para la filosofía griega y posteriormente para el pensamiento medieval. En la filosofía antigua, otros pensadores como Platón, los estoicos y los epicúreos también exploraron este concepto, aunque con enfoques distintos.
Por ejemplo, Platón veía la sustancia como una forma ideal que existe en un mundo separado, mientras que los estoicos consideraban que la sustancia era la materia en sí misma, dotada de una fuerza vital. Aristóteles, en cambio, rechazó ambas posturas y propuso una visión más realista y empírica.
Este enfoque aristotélico influyó profundamente en la filosofía cristiana medieval, especialmente en los trabajos de san Agustín y Tomás de Aquino. A través de ellos, las ideas de sustancia, forma y materia se integraron en la teología, dando lugar al realismo escolástico.
¿Para qué sirve la noción de sustancia según Aristóteles?
La noción de sustancia sirve, ante todo, para entender la estructura del mundo y la naturaleza de los seres. Para Aristóteles, sin una comprensión clara de lo que es una sustancia, no es posible hacer filosofía, ética o ciencia. La sustancia es el punto de partida para cualquier análisis ontológico.
Por ejemplo, en la biología aristotélica, la sustancia es lo que permite definir a los seres vivos según su forma esencial. Un pájaro vuela porque su forma esencial incluye la capacidad de volar. En la ética, la sustancia del ser humano se define por su capacidad racional, lo que le permite actuar de manera moral.
Además, la noción de sustancia permite explicar el cambio y el movimiento. Cuando una sustancia cambia, no se pierde, sino que se transforma. Esto es fundamental para entender cómo las cosas pueden cambiar sin perder su identidad.
Variantes del concepto de sustancia en Aristóteles
Aunque el término sustancia es central en la filosofía de Aristóteles, existen otros términos y conceptos relacionados que pueden ayudar a entender su significado. Por ejemplo:
- Ousía: El término griego utilizado por Aristóteles, que se traduce como ser, esencia o sustancia.
- Eidos: En contextos platónicos, este término se refiere a la forma ideal, pero en Aristóteles se convierte en la forma esencial de una sustancia.
- Physis: Se refiere a la naturaleza o el principio interno que impulsa el desarrollo de una sustancia.
- Morphe: En algunos textos, se utiliza como sinónimo de forma, especialmente en relación con la sustancia.
Estos términos, aunque distintos, son complementarios y ayudan a construir una comprensión más rica del concepto aristotélico de sustancia.
La sustancia como base de la identidad
La sustancia, según Aristóteles, no solo es una categoría lógica, sino también la base de la identidad de los seres. Es lo que permanece constante incluso cuando cambian sus atributos. Esto es fundamental para entender cómo los individuos mantienen su identidad a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, un niño crece y se convierte en un adulto, pero su sustancia primera (su esencia como individuo) permanece. Aunque su cuerpo cambie, su identidad como esta persona no se pierde. Esto permite a Aristóteles explicar cómo los seres pueden cambiar sin perder su esencia.
Este concepto también tiene implicaciones en la teoría de la identidad personal. Si la sustancia es lo que define a una persona, entonces el cambio físico o incluso el cambio de personalidad no necesariamente altera su identidad última. Esto es especialmente relevante en la filosofía de la mente y la identidad humana.
El significado de sustancia en la filosofía aristotélica
El término sustancia en la filosofía de Aristóteles tiene un significado profundo y multifacético. En primer lugar, es una categoría lógica que incluye a todos los seres que existen por sí mismos. En segundo lugar, es una realidad ontológica, es decir, una existencia real que no depende de otra cosa.
Además, la sustancia es lo que permanece constante en los cambios y transformaciones. Esto la convierte en el punto de partida para cualquier análisis filosófico. Para Aristóteles, sin una comprensión clara de la sustancia, no es posible comprender la naturaleza, la ética o la ciencia.
El significado de la sustancia también está ligado a la idea de ser. En este sentido, la sustancia es lo que es en sí mismo y no puede ser definido en relación con otra cosa. Es el fundamento último de la existencia.
¿Cuál es el origen del concepto de sustancia en Aristóteles?
El concepto de sustancia en Aristóteles tiene sus raíces en la filosofía griega anterior. Desde los presocráticos hasta Platón, el pensamiento griego se preocupó por entender la naturaleza última de la realidad. Aristóteles, sin embargo, desarrolló este concepto con mayor profundidad.
En la obra *Categorías*, Aristóteles define la sustancia como aquello que no puede ser atribuido a otra cosa. Esta definición se basa en una crítica a las teorías de Platón, quien veía las formas como entidades separadas. Aristóteles rechazó esta idea y propuso que la forma y la materia son componentes inseparables de una misma realidad: la sustancia.
A lo largo de su obra, especialmente en la *Metafísica*, Aristóteles refinó su teoría de la sustancia, distinguiendo entre sustancias primeras y segundas, y estableciendo una jerarquía ontológica que sigue siendo relevante en la filosofía moderna.
Otras expresiones para referirse a la sustancia
Aunque el término sustancia es el más común, Aristóteles también utiliza otros términos para referirse a conceptos similares. Por ejemplo, ser (to on) es un término amplio que incluye a todas las categorías, pero se centra especialmente en la sustancia. Ousía es el término griego que se traduce como sustancia, pero también puede significar esencia o ser.
Además, Aristóteles habla de forma (eidos) y materia (hyle) como componentes esenciales de la sustancia. Estos términos no son sinónimos, pero están estrechamente relacionados. La forma es lo que da la identidad al objeto, mientras que la materia es lo que permite su existencia concreta.
Entender estos términos es clave para comprender la complejidad del pensamiento aristotélico y su influencia en la filosofía posterior.
¿Cómo define Aristóteles la sustancia?
Aristóteles define la sustancia como aquello que existe por sí mismo y no puede ser atribuido a otra cosa. En *Categorías*, afirma que la sustancia es la base última de la existencia, y que las demás categorías dependen de ella. Por ejemplo, una mesa es una sustancia, mientras que sus propiedades como marrón o de madera son accidentes que dependen de la mesa para existir.
Además, Aristóteles distingue entre sustancias primeras y segundas. Las primeras son individuos concretos, como Sócrates o una mesa específica. Las segundas son categorías generales, como hombre o mesa. Esta distinción permite explicar cómo los individuos comparten esencias comunes, pero son únicos en su existencia.
Este enfoque permite a Aristóteles abordar cuestiones ontológicas de manera más realista que Platón, quien veía las formas como entidades separadas. Para Aristóteles, la forma no es una entidad independiente, sino que está unida a la materia en la sustancia concreta.
Cómo usar el concepto de sustancia y ejemplos prácticos
El uso del concepto de sustancia en la filosofía aristotélica es fundamental para cualquier análisis ontológico. Para aplicarlo correctamente, es útil seguir estos pasos:
- Identificar la sustancia primera: Buscar el individuo concreto, como Sócrates o una mesa específica.
- Determinar la sustancia segunda: Identificar la categoría general a la que pertenece el individuo, como hombre o mesa.
- Analizar la forma y la materia: Ver cómo la forma da la esencia al objeto, y cómo la materia permite su existencia concreta.
- Evaluar los cambios: Observar cómo la sustancia puede cambiar de estado sin perder su identidad.
Un ejemplo práctico es el caso de una semilla que se convierte en árbol. La forma esencial (el árbol) permanece constante, aunque la forma material (la semilla) cambie. Esto permite entender cómo los objetos pueden evolucionar sin perder su esencia.
La influencia de la sustancia en la filosofía moderna
La noción de sustancia aristotélica ha tenido una influencia duradera en la filosofía moderna. Aunque en la filosofía moderna, especialmente con Descartes, la noción de sustancia cambia, la idea aristotélica sigue siendo relevante en la filosofía analítica, la filosofía de la mente y la filosofía de la ciencia.
Por ejemplo, en la filosofía de la mente, el debate sobre la sustancia se traduce en la cuestión de si la mente y el cuerpo son sustancias distintas (dualismo) o si la mente es una propiedad emergente del cuerpo (monismo). Esta discusión tiene sus raíces en el dualismo forma-materia de Aristóteles.
Además, en la filosofía de la ciencia, la noción de sustancia ha sido redefinida en términos de categorías lógicas y teorías de la identidad. Aunque el enfoque ha cambiado, la importancia de la sustancia como base ontológica sigue siendo central.
La relevancia de la sustancia en la filosofía actual
En la filosofía actual, la noción de sustancia sigue siendo relevante, especialmente en áreas como la filosofía de la identidad, la filosofía de la ciencia y la filosofía de la mente. Aunque la noción ha evolucionado, las ideas aristotélicas sobre forma, materia y esencia siguen siendo útiles para entender la estructura del mundo y la naturaleza de los seres.
Por ejemplo, en la filosofía de la identidad personal, se discute si la identidad se mantiene a través del tiempo gracias a una sustancia persistente o si es solo una construcción social o mental. En la filosofía de la ciencia, la noción de sustancia ayuda a entender cómo los objetos pueden cambiar sin perder su identidad.
En conclusión, aunque el concepto de sustancia ha sido reinterpretado a lo largo de la historia, su importancia en la filosofía no ha disminuido. La noción aristotélica sigue siendo un punto de referencia fundamental para cualquier análisis ontológico.
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